X
Exposición “Materia Primera”

Una de las primeras palabras que aprendemos a decir es, sin duda, "mamá". Esto se debe de al hecho de que en el momento en que la hacemos nuestra, la mamá es aquello más cercano e identificable. Pura supervivencia y autoconservación. Lo mismo sucede con la mayoría de ámbitos de la vida: cada vez que nos aventuramos en una nueva área de conocimiento, encontramos una serie de patrones que se repiten. Si lo reducimos todo a un análisis superficial en clave antropológica, vemos que en diferentes culturas se dan múltiples parecidos a la hora de estructurar el mundo: binomios como el día y la noche o el cielo y la tierra, han impulsado la mente de escritores, creadores y pensadores de todas las épocas y culturas.

Es en este análisis donde "Materia Primera" pretende adentrarse, desplazando la investigación de la antropología cultural a la creación artística. Si miramos la historia del arte en perspectiva, veremos que hay una serie de motivos que se han ido repitiendo ininterrumpidamente desde el inicio de los tiempos, y el principal de ellos es la representación humana y, por extensión, la fisonomía. El rostro es el elemento que configura la identidad de cada individuo, es aquello que nos permite identificarnos y diferenciarnos del resto; cuando éste se reproduce, se estiliza, se distorsiona o se interpreta. También lo hace la identidad del artista que crea esta nueva imagen.
Del mismo modo que el niño que aprende a decir “mamá”, los artistas -tanto medievales, como renacentistas, como románticos o contemporáneos- han experimentado con el propio rostro, con el de la gente de su entorno. Si bien es cierto que con el adelanto del lenguaje visual, también lo ha hecho su complejidad y, a veces, este proceso se hace de manera indirecta o implícita. Academias y universidades han prolongado en los tiempos estas inercias del hombre, las han pulido y reglado hasta hacer del retrato un género pictórico complejo que hoy en día se ve obligado a convivir con adelantos tecnológicos que lo han convertido en el omnipresente.

Aun así, si nos alejamos del mainstream artístico -galerías, universidades, centros de arte, museos, etc.- nos encontramos con ecosistemas que sobreviven a los márgenes, entre los cuales destaca el de artistas con problemas de salud mental. El arte producido fuera de los límites de la oficialidad se ha denominado, entre otras cosas, Art Brut -así lo denominó Jean Dubuffet en 1945-, pero posteriormente también se ha etiquetado como Arte Marginal.

Es en esta condición marginal donde encontramos la producción artística de los enfermos mentales, individuos que no persiguen convertir el arte en su modus vivendi, sino que lo viven como una necesidad, y lo emplean igual que el habla o la escritura: como medio de comunicación y de pensamiento. Si en el caso de la historia del arte mainstream hablamos de “configuración de la identidad”, en el caso del arte creado por personas con enfermedades mentales tenemos que hablar de re-configuración o re-construcción de la identidad, y aquí es donde está la clave de todo: la Materia Primera, la esencia del proceso artístico es la misma: el rostro humano.

JORDI GARRIDO
Crítico e historiador del arte
Texto traducido del catalán y que corresponde al folleto de la exposición.

Ver el vídeo de la exposición en Vimeo (parte 1)

Ver el vídeo de la exposición en Vimeo (parte 2)

Leave a Comment